La poesía tras la Guerra Civil

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Tras la Guerra Civil, muchos de los componentes de la Generación del 98 y de la Generación del 27 siguen componiendo obras desde el exilio.

En esta poesía siguen existiendo diferentes vertientes como el formalismo que va desde 1940 hasta 1949, en esta vertiente los primeros poemas y libros de esta corriente tenían un enfoque nacionalista y el propósito de levantar el ánimo, esta es la Generación del 36.

Los poetas del formalismo se agruparon en torno a dos revistas literarias, Escorial y Garcilaso. Escorial abrió sus páginas a muchos tipos de escritos y Garcilaso, creada por José García Nieto constituyó el primer intento por restablecer el arte la poesía.

Los garcilasistas escribieron un tipo de poesía de delicado sentimentalismo, fría y evasiva, situada de espaldas a los problemas sociales del momento. A mediados de los 40 surgió en Córdoba el grupo Cántico, que pretende romper con el clasicismo garcilasista y enlazar en la Generación del 27.

Otra vertiente es la poesía realista en la que hacia 1945 se había producido una fuerte reacción en contra de la primera posguerra. Se creó la revista Espadaña, cuyo propósito era escribir para el pueblo, rechazan el arte puro y buscan una poesía preocupada por el dolor humano. Este movimiento se denomina Tremendita.

Destacan autores como Victoriano Cremer, Eugenio de Nora, Grabriel Celaya o Blas de Otero.

Además, estaba también la poesía testimonial, va desde 1944 y 1960. La vertiente de la poesía testimonial incluye a autores que van desde la Generación del 27, hasta los nacidos en los años 20. Muchos de ellos estuvieron influidos por las corrientes existencialistas de la época y por las circunstancias sociales y políticas de España.

La poesía religiosa, casi ausente en las décadas anteriores, adquirió gran importancia durante los 40. Uno de los poetas fue José Hierro. Sus primeros libros de poemas ofrecen una intensa sensación de pérdida y la percepción de los terribles efectos del paso del tiempo.

Blas de Otero, es autor de algunos de los poemas existenciales más impresionantes de la poesía española. La búsqueda agónica de una visión religiosa se vuelve angustiosa en "Ángel fieramente humano" y "Redoble de conciencia".

Por otro lado, otra vertiente es la de indeterminación, comienza en enero de 1945, cuando un grupo de poetas y pintores lanzó un manifiesto acerca de un nuevo -ismo, el postismo que es el -ismo que viene después de todos los otros, sugiere una postura rebelde en contra de la literatura de la época más que una estética preciosa y definida. esta tendencia estuvo encabezada por Eduardo Chicharro, Gabino- Alejandro Carriedo y Carlos Edmundo de Ory.
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Por último, la tendencia que queda es la poesía social y polícica, las obras de esta etapa tratan temas sociales y políticos y formaron la veta de la poesía española durante más de una década. Destaca Blas de Otero y Gabriel Celaya.

Los principales poetas de la poesía después de la Guerra Civil son Luis Rosales, cuya obra más representativa es "La casa encendida", además de "Rimas", "Segundo Abril", "Abril", "Canciones", "Como el corte hace sangre" y "Diario de una resurrección", entre otras.

Gabriel Celaya que escribe "Tranquilamente hablando", "Las cartas boca arriba", "Lo demás es silencio" y "Cantos Íberos".

Por último, Blas de Otero con obras como "Angel fieramente humano", "Redoble de conciencia", "Ancia", "Pido la paz y la palabra", "En castellano", "Que trata de España", "Mientras" e "Historias fingidas"

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