Cuento: Hay que obedecer a la familia.
Hay que obedecer a la familia
Pepe y Lula han ido al parque a jugar, pero Lula esta haciendo cosas malas, se ha subido al tobogán, y se ha tirado de cabeza.
Después ha ido a los columpios y se ha subido de pie… Se estaba portando tan mal, que al final su mamá la ha castigado.
Lula sabe que no debe portarse así y que hay que obedecer a los papás, pero hoy, hoy no la apetece hacer caso.
Pepe se ha puesto muy triste, ahora no tiene una amiga con la que jugar, y ha ido a hablar con Lula para que se portara bien, pero cuando la mamá de Lula la ha perdonado para que fuera a jugar de nuevo, Lula ha vuelto a desobedecer y otra vez se ha subido al tobogán y se ha tirado de cabeza, además, ha pisado los castillos de arena que otros amigos estaban haciendo, y no ha prestado sus juguetes. La mamá de Lula está muy enfadada, así que al final, la ha llevado a casa y no la ha dejado jugar con Pepe.
Ya en casa, la mamá de Lula le ha dicho a su papá lo enfadada que estaba con Lula. Pero Lula sigue portándose mal, así que el papá también se ha enfadado.
Por la noche, cuando ya casi se iba a ir a dormir, Lula no ha querido cenar, y tampoco ponerse el pijama, mamá la ha castigado sin contarla un cuento esa noche, y además, cuando iba corriendo por el pasillo, se ha caído y se ha hecho una herida enorme.
Papá al final, va a su habitación, Lula esta llorando, pero papá quiere que aprenda lo que pasa cuando no se obedece a los papás, así que le cuenta un cuento.
“Había una vez una niña que nunca obedecía a sus papás, siempre se estaba portando mal, y aunque los papás la explicaban que se haría daño a ella la daba igual.
Un día, la niña se marchó sola al bosque, los papás le habían dicho que no lo hiciera, pero ella era tan desobediente que le daba igual lo que los papás la dijeran.
Subió hasta la cima de la montaña, hasta arriba del todo, y cuando llego arriba estaba tan cansada que se quedo dormida.
Se hizo de noche y los papás estaban muy preocupados por su hijita, así que salieron a buscarla a la calle pero no la encontraron. La mamá estaba muy triste y lloraba pensando que ya no volvería a ver a su hija, al papá le pasaba lo mismo, también estaba muy triste.
La niña, ni se dio cuenta de lo que estaba pasando, ni de que había estado dormida tanto rato, pero cuando despertó, la luna la estaba mirando y comenzó a llover muy fuerte, muy fuerte.
La niña salió corriendo para esconderse debajo de un árbol, pero el árbol dejo caer sus ramas y no la tapo de la lluvia, así que la niña se mojo, mucho, mucho, y comenzó a llorar.
- Tápame de la lluvia, señor árbol- le pidió- pero el árbol no la contesto.
Entonces la luna, que la miraba desde el cielo la dijo:
- ¿Sabes por qué te pasa esto?
- No, yo no hice nada malo- dijo la niña.
- Si lo hiciste- la contestó la luna- cuando tus papás te decían que te portaras bien tu no les hacías caso, eso le pasa al árbol, no quiere hacerte caso ahora, porque sabe que tu no hiciste caso a tus papás.
- Pero ahora estoy perdida en medio del bosque y me estoy mojando- dijo la niña.
- Si- le contestó la luna- pero no por eso el árbol tiene que hacerte caso. Tú tienes que hacer caso a tus papás siempre, no solo a ratos.
La niña comprendió lo que estaba pasando, si se portaba bien solo a ratos, terminaría porque nadie la haría caso, la gente no quiere tener amigos que se portan mal y no obedecen a sus papás.
Entonces la niña pidió perdón a la luna por no haber hecho caso a sus papás.
La luna, acompañó a la niña hasta su casa y le dijo que pidiera perdón a sus papás por no hacerles caso y se portara bien de ahora en adelante.
Al entrar a su casa, la niña vio a sus papás llorando y se dio cuenta de lo triste que ponía a sus papás cuando ella se portaba mal, les abrazó y les pidió perdón, y desde entonces siempre obedece a lo que la dicen”.
Al terminar el cuento, Lula se dio cuenta de que ella no había hecho caso a sus papás y que por eso se habían enfadado con ella y estaban muy tristes.
Además de que se había hecho daño.
Lula aprendió que hay que portarse bien con los papás, porque si no obedecemos nos podemos hacer daño, y además los papás se ponen muy tristes y al final, tienen que castigarnos.
Y tú, ¿Obedeces siempre a los papás?
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