Jonás y la ballena


Jonás y la ballena

Dios eligió a Jonás para que fuera su profeta y anunciara como quería que fuera su reino.
Un día, Dios le pidió a Jonás que fuera al pueblo de Nínive para decirles que fueran buenos, Dios no quería que las personas se portaran mal, Dios le dijo a Jonás, que si la gente de allí le hacía caso y empezaban a portarse bien, él les perdonaría.
Pero Jonás no estaba de acuerdo con eso, Dios no tenía que perdonarles todas las cosas malas que hicieran, así que dijo, no pienso ir.
Y para que Dios no le regañara, Jonás fue a la playa, se subió en un barco y se marchó de allí.
Estaban ya, en medio del mar, cuando empezó una gran tormenta, llovía tanto, que todos los marineros y Jonás pensaron que el barco se iba a hundir, así que se dio cuenta, de que si solo él lo había hecho mal, los demás marineros, no tenían porque hundirse en el agua.
Jonás les dijo, que había sido todo culpa suya, y que le tiraran al agua, y los marineros así lo hicieron.
Cuando Jonás cayó al agua, la tempestad cesó y los marineros del barco se salvaron.
Jonás se hundió en el agua y creía que se iba a ahogar, pero una ballena, se lo comió. Dios había enviado a la ballena, para que Jonás pensara lo que había hecho, si la gente se arrepiente, Dios les perdona.
Jonás, pidió perdón a Dios, y se arrepintió de haberse portado mal.
Así que Dios habló con la ballena, y la dijo que dejará a Jonás en la tierra.
Ya en tierra, Dios, volvió a hablar con Jonás y le dijo que tenía que ir a la ciudad de Nínive, para explicar a la gente que debían portarse bien, y que si se arrepentía. Dios les perdonaría.
Finalmente Jonás fue a visitar a la gente de Nínive y les explicó lo que pasaba. La gente oyó la noticia y comenzaron a portarse bien, pero a Jonás, eso no le gustaba, porque la gente de Nínive se había portado muy mal, y Dios les había perdonado muy rápido, así que enfadado, se sentó a pensar.
Hacía mucho calor, y Dios hizo que al lado de Jonás, creciera una planta hermosa, que le daba sombra. Jonás se puso muy contento, porque tenía una planta. Pero al día siguiente, Dios mandó un gusano, que se comió la planta, y esto volvió a poner triste a Jonás.
-         ¿Estas triste?- Le preguntó Dios.
-         Si, yo tenía una planta hermosa y que daba sombra, estoy triste porque se murió.
-         Lo mismo me pasa a mí con los humanos, aunque ellos se han portado mal, yo los amo y quiero perdonarlos.

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