Cuento: El árbol de Navidad

¡El árbol de Navidad!

Lula ha puesto el árbol de Navidad en su casa y ha llevado muchas fotos para que la vean los compañeros del colegio.
Les ha explicado que se pone el árbol en su casa, para celebrar que ya va a llegar Jesús, y les contó un cuento muy bonito, mientras todos escuchaban calladitos:
“Había una vez un arbolito, muy pequeño, pequeñito, que tenía unas ramitas, también muy pequeñitas. Cuando llegó la Navidad, todos los demás árboles, grandes y fuertes, adornaron sus ramas con muchas bolas de colores. Pero el arbolito no podía tener tanto peso en las ramas del árbol, porque pesaba mucho, así que su mamá, le dijo que no podía ponerse ninguna bola en las ramas.
El arbolito se puso triste, todos los árboles eran más bonitos que él. Los demás tenían tantos, tantos colores, que cuando la gente pasaba por la calle y los veía, sonreían de felicidad, pero él eran tan pequeñito, y encima tan triste, sin bolas de colores, que no se sentía nada bien.
El arbolito lloraba y lloraba, nadie quería ser su amigo, no tenía bolas de colores en las ramas.
-    ¿Puedo jugar con vosotros?- le dijo un día a otro arbolito.
-    No puedes- le dijo el otro arbolito- No tienes colores alegres y bonitos.
-    Pero yo quiero jugar- le dijo el arbolito.
-    Cuando seas mayor- le dijo el otro arbolito- ahora déjanos en paz.
El arbolito siempre estaba muy triste, pero un día pasó un angelito por allí que le dijo:
-    Arbolito, no tienes que estar triste, cuando crezcas, podrás ponerte las bolas de navidad más bonitas de todas.
-    No creceré nunca- le dijo el arbolito- yo siempre seré así de pequeñito.
-    Entonces- le dijo el angelito- haz que te recuerden por las cosas buenas que hiciste.
-    ¿Las cosas buenas?- Preguntó el arbolito.
-    Claro le dijo el angelito- Tienes que portarte muy bien con los demás, porque si eres bueno, dará igual si tienes bolas de navidad en tus ramas o no, la gente te querrá.
El arbolito no entendía nada, a la gente le daba igual que él fuera bueno, él solo quería ser alto y fuerte.
Un día, hubo una gran tormenta, y todos los árboles con sus bolas de colores, se juntaron mucho, mucho, para que el aire y el agua no rompiera las bolas de navidad, pero el arbolito se quedó solo, mirando como la gente se mojaba con el agua.
Pasó por allí un abuelito, que andaba muy, muy despacio, y se estaba mojando mucho con el agua. De repente, el abuelito se escurrió, y se cayó al suelo, no podía levantarse de allí.
Todos los árboles, vieron al abuelito mojarse en el suelo, pero ninguno hizo nada, si se movían, las bolas de navidad se romperían.
Pero al arbolito pequeñito, abrió todo lo que puso sus ramas, tanto, tanto, que tapó al abuelito con ellas para que no se mojara, y sacó sus raíces de la tierra para ayudarle a levantarse.
El abuelito, le miró sonriente, estaba muy contento porque el arbolito le había ayudado.
Al día siguiente, el arbolito, se puso enfermo, por haber despegado tantos sus ramas, el viento, se las había roto, y al sacar las raíces de la tierra, muchos coches se las habían pisado.
El resto de arbolitos se reían de él, no tenía bolas de navidad y encima estaba muy enfermo.
Pero cuando el arbolito iba a empezar a llorar de lo triste que estaba, vio que mucha gente iba hacia él.-
Era la gente del pueblo, que le ayudaron a enterrar de nuevo sus raíces en la tierra y le cuidaron para que se pusiera bueno.
El arbolito nunca había sentido tanto amor, nadie le había querido nunca tanto.
El arbolito fue tan bueno, que Dios le dio un regalo, hizo que creciera mucho, mucho, mucho, se hizo más alto que cualquier otro árbol, las estrellas, bajaron del cielo para adornar sus ramas, también la gente le adornó con bolas de navidad, y todos iban a quererle y cantar alrededor de él.
Ese árbol, se llamaba Pino, y ahora, nosotros lo ponemos en nuestras casas durante las navidades, y lo adornamos con bolas de colores, para recordar siempre, que cuando ayudamos a los demás, Dios nos da un premio muy bonito, nos da amor y felicidad.

Vamos a adornar nuestro Pino de navidad, acuérdate de ponerle las bolas de muchos colores, y bajar una estrella para ponérsela de sombrero.

Comentarios

  1. precioso....de verdad ha sido un cuento maravilloso para contar a los niños..bss

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    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado Mirella, ojala y si lo cuentas, también les guste a los demás.

      Un beso.

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