Entrada 200 con cuento.
Hoy es la entrada número 200, y me he decidido a dejaros algo diferente, algo de lo que nunca he hablado en el blog, ya que hace unos años, mi vecina, empezó a tener Alzheimer, desde entonces hemos estado trabajando ejercicios de memorización, uno de ellos es la lectura de un cuento sencillo, sobre el que se le hacen preguntas. Aquí os dejo uno de los cuentos que hemos trabajado, las preguntas podéis sacarlas del cuento, dependiendo del grado de afectación de Alzheimer. Además deja una enseñanza final que considero dedicársela a todos los blogs que nos leen, y a todos los que leo yo, ya que son igual de especiales. Así pues, "La grandeza de un blog, no se mide en su número de entradas, sino en su contenido", gracias por hacerme soñar, mejorar en mi trabajo. Gracias por los comentarios y las fuerzas que me dais para seguir adelante, gracias por compartir conmigo experiencias, recursos, momentos, que nadie más compartiría.
Especialmente, voy a nombraros y recomendaros un blog, que me ha ayudado muchísimo, sobre todo para ver el otro punto de vista, aquel, que me ha ayudado a ser mejor en mi trabajo, y no un poco, sino mucho, porque me ha hecho ver, que debemos estar unidos para que todo vaya mejor. Es el blog de "La princesa de las alas rosas" donde una mamá, como espero que haya muchas, comparte con nosotros momentos, que podrían pasarnos a cualquiera, no sólo a los padres que tengan a un hijo o hija con autismo, sino además, a los profesores que trabajamos con estos alumnos. Estoy segura de que esperarán encantados que los visiteis.
Y aquí os dejo el cuento, espero que os sirva:
Especialmente, voy a nombraros y recomendaros un blog, que me ha ayudado muchísimo, sobre todo para ver el otro punto de vista, aquel, que me ha ayudado a ser mejor en mi trabajo, y no un poco, sino mucho, porque me ha hecho ver, que debemos estar unidos para que todo vaya mejor. Es el blog de "La princesa de las alas rosas" donde una mamá, como espero que haya muchas, comparte con nosotros momentos, que podrían pasarnos a cualquiera, no sólo a los padres que tengan a un hijo o hija con autismo, sino además, a los profesores que trabajamos con estos alumnos. Estoy segura de que esperarán encantados que los visiteis.
Y aquí os dejo el cuento, espero que os sirva:
Había en un pueblo un niño que era muy bajito y estaba muy acomplejado por su pequeña estatura. Además los amigos siempre se lo hacían saber, lo pequeño que era.
Un día él y varios amigos (de los que siempre se metían con su estatura) se fueron al campo. De golpe aparecieron unas nubes negras y se empezó a oscurecer el día. Una fuerte tormenta les pillo y para resguardarse de la lluvia, buscaron cobijo, ya que estaban a varios kilómetros del pueblo.
Después de un buen rato buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella.
La cueva era muy bajita y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño bajito.
De golpe se sintió un ruido en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito cogió un palo y se adentró en busca del ruido. Minutos más tarde se presentó con un pequeño cordero en la mano. Los amigos le dieron un abrazo y desde entonces, para ellos dejo de ser bajito.
Un día él y varios amigos (de los que siempre se metían con su estatura) se fueron al campo. De golpe aparecieron unas nubes negras y se empezó a oscurecer el día. Una fuerte tormenta les pillo y para resguardarse de la lluvia, buscaron cobijo, ya que estaban a varios kilómetros del pueblo.
Después de un buen rato buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella.
La cueva era muy bajita y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño bajito.
De golpe se sintió un ruido en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito cogió un palo y se adentró en busca del ruido. Minutos más tarde se presentó con un pequeño cordero en la mano. Los amigos le dieron un abrazo y desde entonces, para ellos dejo de ser bajito.
La grandeza de las personas, no se mide en centímetros.
Precioso!!! ;)
ResponderEliminarMe ha encantado tu blog.
Un saludo, Noelia.
ufffff....soy un desastre,como se me ha podido escapar esta entrada tuya...jo,que hartá de llorar me he pegado,me has emocionado un montón,muchísimas gracias,de todo corazón,és muy bonito lo que dices de nosotras,un abrazo enooorme¡jo,con lo sensiblona que yo soy...
ResponderEliminarJajaja, no te preocupes, lo que digo es cierto, y espero que te visite mucha gente, eres una madre estupenda, y eso que no te conozco, pero con el cariño y el amor que hablas de tu hija, de como te preocupas, y como intentas solucionar las cosas, me has hecho ver a mi la vida de un modo diferente, y eso siempre es de agradecer, así que te quería dedicar la entrada 200. Un besazo.
ResponderEliminarMe encanta tu blog y me sorprendio el diseño ¿ Cómo lo hiciste?
ResponderEliminarJuana, fue con photoshop. Un besazo.
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